?Israel y la economía en tiempos de guerra: ¿Cómo gestionar la crisis? ¿Y quién paga las consecuencias

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?Israel y la economía en tiempos de guerra: ¿Cómo gestionar la crisis? ¿Y quién paga las consecuencias

escrito por Dr-Anas-AlMahi  Y traduciendo por nosotra

Durante más de dos años, la entidad sionista ha estado en constante agitación, sin tregua en los frentes ni aquietamiento de las armas. Esta agitación se extiende desde Cisjordania y la Franja de Gaza, pasando por el sur del Líbano, hasta la escalada de tensiones con Irán en el mar, la tierra y el aire.

Mientras caen las bombas y retumban los tambores de guerra, surge la pregunta más importante: ¿cómo afronta Israel esta enorme sangría económica? De hecho, ¿cómo continúa financiando una guerra en múltiples frentes sin un profundo impacto en su economía ni repercusiones evidentes en su sistema social?

No es ningún secreto que Estados Unidos es el principal y mayor apoyo de la maquinaria militar israelí, ya sea mediante ayuda directa, venta de armas o incluso apoyo político absoluto en foros internacionales. Esto se evidencia en el veto permanente de Israel a cualquier resolución. Sin embargo, el coste diario de la guerra, soportado por Israel desde octubre de 2023, ha superado los límites de la financiación tradicional. El coste de operar el ejército, transportar soldados, suministrar municiones, indemnizar a los afectados y reconstruir lo que ha sido bombardeado internamente son elementos que pondrían a prueba cualquier economía, por muy resiliente que sea.

¿Seguirán Estados Unidos y sus compinches financiando esta guerra indefinidamente? ¿O acaso Washington, que sufre internamente la escalada de las crisis económicas y políticas, considera ahora a Gaza una carga estratégica y busca reciclar el conflicto de forma que garantice la seguridad de Israel sin agotar sus recursos sin cesar?

En cada guerra librada por Israel, los comunicados oficiales repiten el mismo estribillo: «Pérdidas limitadas, el ejército tiene el control, el enemigo sufre las mayores pérdidas». Pero en esta guerra prolongada, donde se intensifican los enfrentamientos con movimientos de resistencia violentos y entrenados como Hamás y Hezbolá, e incluso con amenazas explícitas de Teherán, es lógico preguntarse: ¿Dónde están las pérdidas de Israel?

¿Es concebible que una pequeña entidad rodeada de millones de enemigos pueda continuar librando una guerra abierta durante más de dos años sin pagar un precio real en vidas? Informes independientes e información filtrada desde hospitales militares hablan de cientos de muertos y heridos, pero sin un anuncio oficial claro. ¿Está Israel recurriendo a una política de secretismo para mantener alta la moral de su pueblo? ¿O se han convertido los mercenarios que ha empleado durante tanto tiempo en sus batallas secretas en el combustible de la guerra?

El discurso recurrente en círculos estadounidenses sobre colocar la Franja de Gaza bajo “administración temporal”, “administración fiduciaria internacional estadounidense” o incluso “transformarla en una zona económica especial” no puede considerarse inocente. Parece que Gaza, con su ubicación geográfica única, su extensión costera y sus recursos gasíferos submarinos sin explotar, se ha convertido en una importante ambición económica y estratégica tanto para Israel como para Estados Unidos.

Quizás esto explique la insistencia israelí-estadounidense en invadir Gaza, desmantelar la estructura de resistencia y tomar el control total de la Franja, o al menos remodelarla para adaptarla a sus intereses. Esta no es solo una guerra contra el terrorismo, sino una guerra por territorio, recursos y proyectos futuros.

Israel, sin duda, intenta mantener su cohesión económica reduciendo el gasto civil, aumentando los impuestos y recurriendo al apoyo externo, especialmente de Estados Unidos y Francia, pero la continuación de esta hemorragia no puede pasar sin repercusiones. Su obstinación en continuar la guerra, a pesar de las pérdidas humanas y económicas, sugiere que hay grandes planes por delante, que quizás incluyan rediseñar el mapa geopolítico de la región, con Gaza como centro de gravedad.

Pero la verdadera pregunta es ¿cuánto durará este silencio popular? ¿Cuándo explotarán los verdaderos costos, tanto internos como económicos, de un gobierno que conduce al país hacia lo desconocido en nombre de la “seguridad” y los “derechos históricos”?

¿Se dirige Israel hacia el abismo?

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